ARTE RUSO: LAS ÚLTIMAS CUATRO DÉCADAS EN COSTA DEL SOL

ARTE RUSO EN MÁLAGA

Bajo el título de Resistencia, Tradición y Apertura, el Arte Ruso de las últimas cuatro décadas está presente en la Costa del Sol.

Por M. Esther BELTRÁN

ARTE RUSO EN MÁLAGA
La curaduría estuvo a cargo de Juan Francisco Rueda.
Andalucía, España.- Con el título Resistencia, Tradición y Apertura, Arte Ruso de las últimas 4 décadas, es el conjunto de cuarenta y una piezas en las que se encuentran pinturas, dibujos y esculturas, fechadas entre 1977 y 2016. Las obras pertenecen a una colección privada de Alemania. Y ahora se presentan en la Costa del Sol, en una de la salas de La Colección del Museo Ruso de San Petersburgo/Málaga.

La curaduría estuvo a cargo de Juan Francisco Rueda, quien indica que las obras permiten acercar al público de modo panorámico, las tensiones y dinámicas creativas que se suceden en la extinta URSS y la actual Rusia durante un periodo marcado por cambios trascendentales.

“El conjunto posee la virtud de atender al arte no-oficial que se desarrolló tras la muerte de Stalin en 1953, que recibió el nombre de arte inconformista o no-conformista, así como a los lenguajes que se instalaron desde la última década del siglo XX hasta la actualidad. Estos últimos revelan un estricto conocimiento y progresiva convergencia con los que se iban desarrollando en núcleos centrales de la creación europea y norteamericana, es el caso de la presencia del neo-expresionismo en los ochenta y noventa. A través de estas obras recorremos un lapso temporal en el que nos enfrentamos a la actitud de resistencia de unos artistas que se oponían y desatendían la exigencia de la práctica del realismo socialista, el arte oficial del Estado. Esto les generó graves consecuencias, ya que se les excluyó de los canales principales de exhibición y difusión. Esa actitud de resistencia o desacato a las observaciones oficiales se basaba en la simple recuperación de lenguajes como la abstracción, el surrealismo o el expresionismo. Esa actitud transgresora recaía principalmente en lo formal y no necesariamente iba acompañada de contenidos susceptibles de ser calificados como subversivos, aunque la elección de algunas citas del pasado suponía, en sí misma, un desafío, tanto como la atención a asuntos hasta entonces silenciados”.

La exposición está muy bien trazada y se ve el desarrollo de la libertad que tenían los artistas. Rueda explica que el inconformismo era, por tanto un conglomerado heterogéneo de lenguajes y estilos que se fue moldeando durante aproximadamente tres décadas hasta la progresiva apertura que significaron la perestroika y la glásnost, a partir de mediados de los ochentas.

La exposición inicia con algunas obras de artistas que operaron desde varios registros, en el arte inconformista y en la escena alternativa (underground) de Leningrado. Son los casos de Vladimir Nemukhin, con la recuperación desde los años cincuenta del arte abstracto emparentado con la vanguardia rusa.

Como se va avanzando se aprecian los casos de Oleg Yakovlev, con obras tempranas de los setentas y Stanislav Blinov, algunos de los grandes nombres de la vanguardia rusa.

El fundamental Conceptualismo moscovita, también llamado Conceptualismo romántico de Moscú, es representado por la obra de ILya Kabakov, su principal figura y quizá el artista ruso más importante del cambio del siglo. Los tres dibujos de su autoría acercan al capital uso del lenguaje que se hizo en esta tendencia y al análisis y enjuiciamiento de la historia reciente y de las condiciones de vida como asuntos medulares de su poética.

Como se avanza se disfruta de una exposición que evidencia cómo la abstracción será una cuestión recurrente en el arte ruso.

“Quizá al modo de una cuestión de identidad artística, tal como vemos en las obras de creadores de diferentes épocas que evidencian una cita, reformulación y actualización de lo abstracto, como los ejemplos de Leonid Borisov, William Brui o Víctor Popov. Asimismo, situados en los ochenta y noventa, las distancias estribaciones del neoexpresionismo y los nuevos tratamientos en torno a la figuración muestran cómo Rusia converge con los desarrollos estilísticos que se estaban produciendo en los principales focos artísticos de Europa y Norteamérica. A lo largo de la exposición se desliza como aspectos vernaculares y la reformulación de la identidad artística rusa desde la progresiva libertad sociopolítica, centra la atención de muchos de los artistas rusos de las últimas cuatro décadas” expresa Rueda.



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