Por Rogelio MATAMOROS
Desde que Dream Theater debutó discográficamente en 1989, quedó claro el sendero por el que la banda recorrería una larga carrera de más de veintisiete años. El quinteto neoyorkino desde entonces se ha caracterizado por ser una banda de hard rock (rock pesado) con características y estructuras de progresivo, materializado con el excelso nivel interpretativo de sus integrantes.
Entonces con una sólida base de fans cautiva, que históricamente pertenece a una generación muy alejada a cuando el progresivo asombró al mundo del rock con lo deslumbrante de su naturaleza, era claro que Dream Theater se convertiría en una banda referente para estos tiempos.
De esta forma con sus largas composiciones de matemática y compleja precisión, Dream Theater ha desarrollado un universo propio que los ha llevado a través de su carrera desarrollando épicas historias que han cautivado a sus seguidores y por el contrario, desatando ensalsadas discusiones entre los que no lo son. Algo muy común en la música.
Es ahora en su regreso a nuestro país, por décima ocasión, que Dream Theater se presentó en el Pepsi Center WTC con The Astonishing Live, uno de los proyectos más ambiciosos de su carrera, inspirado y desarrollado obviamente en su más reciente trabajo discográfico del mismo nombre. El álbum es un kilométrico trabajo de más de dos horas de duración que se desarrolla alrededor de la temática de la distopia (un tema que curiosamente también será tocado en unas semanas más por Megadeth en este mismo recinto, para el cual asumieron el temerario reto de interpretarlo de manera íntegra durante la gira y en la cual no están interpretando ninguna otra pieza musical de su discografía.
The Astonishing Live se presentó con toda la espectacularidad con la que fue diseñado para su interpretación escénica. Videoclips e imágenes precisamente proyectadas entre un espectacular diseño de iluminación y una calidad de audio que durante el concierto fue de buena a muy buena, fueron el escenario en el que John Petrucci, guitarrista y creador absoluto musical y líricamente de The Astonishing; John Myung, al bajo; James LaBrie, en la voz; Jordan Rudess, tecladista y co-compositor junto con Petrucci y Mike Mangini, ahora mejor posicionado en la batería, dieron rienda suelta a su conocida calidad como ejecutantes de quirúrgica precisión.
Dividida en Acto I, Acto II y con un intermedio, la impecable interpretación fue disfrutada por el público en un auditorio acondicionado cuidadosamente para este tipo de eventos con butacas en todo el lugar y ante la petición expresa por parte de la banda de abstenerse de grabar video y tomar fotos; la audiencia se dedicó exclusivamente a disfrutar de la presentación de estos cinco virtuosos.
Aunque los aplausos son el catalizador de la satisfacción de los asistentes, al final se escuchaban comentarios y discusiones explicando los resonados “por qué”; sin embargo estos mismos en general eran diversos.