BLACK SABBATH ©Rogelio MATAMOROS / ATMósferas Magazine
De Black Sabbath se puede decir tanto que quizá faltarían páginas enteras para describir todo lo acontecido la noche del sábado en el cierre de su gira. El Foro Sol y los mexicanos son testigos de algo irrepetible.
Por Adrian MUÑOZ / Fotos de Rogelio MATAMOROS
Desde que se anunciara su visita la expectativa era grande. El tema favorito de muchos era conocer el setlist que se interpretaría pero sin embargo, con una banda así, es mejor no enterarse; la sorpresa es más grata. Y así lo fue.
Días antes, se especulaba ya sobre la llegada de los ingleses a tierra mexicana, miles de seguidores de la banda más obscura, se concentraban en las redes sociales con la simple idea de saber si ya estarían en México. Geezer Butler, el bajista, se encargaba de dar a conocer cada detalle, con menciones en sus sitios.
Llegó el día y la Misa Negra estaría por comenzar.
Con una introducción de una hora, Megadeth, comandados por Dave Mustaine, en la guitarra y voz, imponía una vez más su presencia para dejar un tanto caliente el ambiente y ofrecer un set list, muy común, adecuado y demasiado conocido. Su actuación fue muy bien recibida, sin embargo era por la misma razón de que los más grandes de toda la historia, estarían por presentarse en unos instantes.
Con temas como “Hangar 18”, con la cual abrieron y dejaron paso a otras más como “In My Darkest Hour”, “Tornado of Souls”, “Symphony of Destruction” y “Holy Wars… The Punishment Due”; con la cual cerraron. La maestría de Chris Broderick, en la guitarra; Shawn Drover, en la batería y Dave Ellefson, al bajo fue algo que demostraron una vez más, dejando boquiabiertos a la gran mayoría de los que ya se encontraban en el foro de la Mixhuca. Se despidieron agradeciendo al público mexicano e indicándolo como el mejor de esta gira, misma que terminaría esta noche.
Pocos minutos después, una enorme pantalla mostraba la imagen alusiva a la banda más grande de todos los tiempos, creadores de diferentes estilos y precursores en el sonido más denso que el rock pueda otorgar, el rock duro; el rock pesado.
Una manta cubría esa visibilidad y los más de cincuenta mil asistentes al Foro Sol se mostraron ansiosos por ver a Black Sabbath, para muchos su primera vez, para otros tantos, la “segunda”, en nuestro país. Remembrando cada hazaña desde que en 1989 prohibieran su visita, luego la que hicieron en 1992, posteriormente en 2007 la ofrecida como Heaven and Hell o bien sólo a Ozzy Osbourne, pero aquí había algo más místico, sería La Primera Visita Oficial, con tres de sus cuatro integrantes originales; su baterista Bill Ward, fue sustituido debido a problemas de saludo y sin embargo, Tommy Clufetos, quien fue invitado para esta gira, supo dar muy bien y de qué manera su desempeño en el escenario. Ha militado con otros grandes de la industria como el mismo Ozzy, Alice Cooper, Ted Nugent y Rob Zombie, entre otros.
Se apagaron las luces y entonces ahí comenzaría la verdadera catástrofe musical, luego de esto, todo puede suceder y nada será igual.
Se alcanzó a escuchar un grito fuerte en los altavoces, era ni más ni menos la voz de Ozzy Osbourne invitando a adentrarse a la misa más grande de la historia, la misa obscura, no negra. En seguida, los primeros acordes de “War Pigs” y el grito ensordecedor al ver en el escenario al cuarteto. Tony Iommi, grandioso en la guitarra, Geezer Butler, el bajo con una claridad impresionante. Las percusiones dando perfectamente ese ritmo salvaje en esta canción de guerra.
La comunión público-artista fue inmediata, la voz haciendo lo suyo, el público, al unísono, desahogando desde ese primer momento todo su ímpetu. No podía darse mejor contacto que cuando terminaban cada uno de los temas, el mismo cantante siempre pedía con su clásico grito “louder”, que la gente gritara más, que pidiera por más. En ocasiones se mostraba un tanto frustrado de saber que no le respondían, sin embargo al momento de anunciar cada uno de los temas como “Into the Void”, “Snowblind” o “Black Sabbath”, la respuesta era totalmente directa. Gritos, aplausos, puños en alto, cabezas moviéndose al unísono y hasta slam en ocasiones. Por primera vez, se notaron cámaras o celulares en lo alto pero a los pocos segundo eran retiradas para volver a alzar ese puño de victoria como se hiciera en el pasado.
De pronto y sin más ni más un solo de bajo por parte de Butler, lo cual significaba sólo una cosa, estaban por presentar uno de los temás más emblemáticos, “Nativity in Black” y desbordar con todo el frenesí posible este gran tema donde parte del estribillo reza “mi nombre es Lucifer, toma mi mano” y así es como John Osbourne pedía a sus fieles en esta misa, “Let me see your hands”, no se hacían más del rogar y levantan la mano, entonces pedía por gritos cada vez más fuertes y así también lo hicieron.
Cada plegaria invocada tuvo sus momentos cumbres, presentaron incluso temas de su más reciente producción 13, “End of the Beggining” y “God is Dead”, en la cual paradójicamente Ozzy hizo hincapié en decir “god bless you all”, pero se le respeta y perdona todo comentario contradictorio, es el más grande frontman de todos los tiempos y difícilmente alguien lo superará.
Así iban dando lo mejor de su repertorio, cada canción era una sorpresa y una oración en esta gran congregación con más de cincuenta mil almas.
Temas clásicos y algunos no tan reconocidos por algunos, sin embargo no era motivo para no sentirse fuera de este mundo. Las edades fluctuaron entre los cinco y los setenta, se veían familias enteras entregarse a esta gran plegaria musical donde el audio fue perfecto de principio a fin. No hubo un instante en que se fuera alguno de los sonidos otorgados por estos cuatro emblemáticos caballeros. Osbourne dejaba el turno a Iommi y lo halagaba de tal manera que hacía reverencias para él y se hincaba, así mismo, él conservó la voz durante las casi dos horas que ofrecieron en el escenario.
Cufletos ofeció un solo de batería, mientras los demás dejaban solo el estrado. Éste se entregó, hizo vibrar, el sonido que emanaba de sus tambores era fuerte, preciso, como pocos. A sus treinta y dos años dejó entre ver que se acopla muy bien con sus compañeros que rondan los 65 a setenta años. Su desenvolvimiento causó euforia. Para terminar el sublime concierto; el concierto de la vida, el mejor que jamás se haya dado en México, ofrecieron “Children of the Grave”, a lo cual Ozzy ofrecía tocar aún más si la gente gritaba fuerte, dijo, pueden ser uno o dos más; “depende de ustedes”. Sólo brindaron una más.
Regresaron para dar con todo algunos instantes de “Planet Caravan”, otros tantos de “Sabbath Bloody Sabbath”, pero decidieron mejor cerrar con “Paranoid”, su himno, la inmaculada recepción se hizo unisónica. Eran los últimos instantes que los tendríamos en esta gira mundial que para orgullo y beneplácito, terminaba aquí, en la ciudad de México, en el Foro Sol.
Black Sabbath, es sin duda el más grande de todos los grupos, el emblemático creador de ritmos como el heavy metal, doom, hard rock, stoner y los géneros que se deriven para distinguirlos. Son únicos, son mágicos, son míticos, son Black Sabbath y entregaron el concierto no sólo del año, el concierto de la vida.
MEGADETH SETLIST: Hangar 18, Wake Up Dead, In My Darkest Hour, Kingmaker, Sweating Bullets, Tornado of Souls, She-Wolf, Symphony of Destruction, Peace Sells
ENCORE: Holy Wars… The Punishment Due
BLACK SABBATH SETLIST: War Pigs, Into the Void, Under the Sun/Every Day Comes and Goes, Snowblind, Age of Reason,Black Sabbath, Behind the Wall of Sleep, N.I.B., End of the Beginning, Fairies Wear Boots, Rat Salad, Iron Man, God Is Dead?, Dirty Women, Children of the Grave
ENCORE: Paranoid
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