JUAN BÉJAR: REGRESA A MÁLAGA LUEGO DE 32 AÑOS DE SILENCIO

JUAN BÉJAR

Juan Béjar regresa a España luego de treinta y dos años de silencio con Memoria de los Sentimientos, una colección de veintiséis obras.

Desde España M. Esther BELTRÁN / Fotos de J. Carlos SANTANA

Andalucía, España.- Después de treinta y dos años de silencio expositivo en Málaga el pintor Juan Béjar presenta Memoria de los sentimientos, que consta de veintiséis obras.

JUAN BÉJAR
Veintiséis obras del pintor malagueño.

Regresa Juan Béjar a Málaga con
Memoria de los sentimientos

Sonriente Béjar se ha definido como autodidacta y comparte que su técnica la ha aprendido visitando museos desde la adolescencia sobre sus influencias señala a la literatura principalmente del enigmático mundo de Franz Kafka y del cine haciendo referencia a Visconti, Herzog, Bergman y Paolo Sorrentino.

Sobre su estilo Béjar apunta que no sabe en qué estilo podría situar su obra. Define que “El pasado y el presente de una sociedad, configura una manera singular de entender la vida, y con ello, también el artista y su obra. Soy el producto de esa vasta historia, una veces esplendorosa y otras menos afortunadas. En mis cuadros nada es lo que aparenta:pelando la hermosa fruta, nos encontramos dentro con un amargo sabor. Intento que sea representaciones de aparente inocencia, mezclando la trascendencia de un pasado caduco y decadente, con una perversa ingenuidad. Personajes y paisajes de melancolía, entrecruzados caminos que van a ninguna parte. Suelos donde nunca crece la hierba, perros aburridos, gatos que exigen su protagonismo y animales e insectos que reclaman el reconocimiento de su código genético en ese enigmático y extraño mundo que pretendo reflejar. Gente pequeña a la que nadie se quiere parecer. Son mis desheredados a la Historia”.

Este artista malagueño formó parte del Colectivo Palmo, el movimiento más importante de renovación cultural de la Málaga de los setenta. Ha estado fuera de su casa se ha dedicado a llevar su arte por diversas partes del mundo presentándose en galerías y museos de: Madrid, Moscú, Dresde, Rotterdam, Ámsterdam, y Nueva York entre otras ciudades.
Ahora presenta sus obras en el Centro de la Costa del Sol, donde se dieron cita amigos y amantes del arte para disfrutar de sus personajes.

Al verlos se siente una inquietud.. Son personajes expresivos ante una blancura de piel, es como si una figura de porcelana se convirtiera en retrato. Su mirada siempre se encuentra con la nuestra no se ocultan es como si mostraran lo que son sin temor a la censura. Son obras que guardan detalles, vemos animales que siguen el ejemplo de los seres humanos de ver al frente, tranquilos impasibles ante nuestra mirada. Descubrimos objetos que nos lleva a recordar una infancia de cuento o tal vez aquella que muestran los cuentos que leímos de niños.

La obra de Béjar es para verse varias veces, siempre encontraremos varias lecturas.
“Una obras que se explican por sí mismas pero que te sumergen en la espiral de las cavilaciones, de las dudas, de las interrogantes. Los personajes que viven en sus lienzos, misteriosamente, adquieren nuevas vidas, y entonces, se transforman y cambian según el día, el momento o el instante. Unas veces se muestran frágiles, refinados, tiernos… otras fuertes complejos, esquivos y en ocasiones altivos, orgullosos y altaneros. Seres que viven en escenarios de sueños posibles o imposibles, acompañados de objetos alegóricos, metafóricos y simbólicos que constituyen ideas y trascienden la materialización de la obra. Objetos unas veces dirigidos a la mente de los espectadores y otras a sus miradas”, explica Antonio Morales Lázaro.

Mientras que para el escritor Guillermo Busutil “hay cuadros que contienen un suspense dramático detenido. La realidad congelada de sus momentos que orla la coreografía de sus personajes. Hay telas que son un camafeo embrujado, la ventana a un horizonte fijo, un trampantojo que esconde un secreto, el plano secuencia de una película. Congelado todo en suaves y vivos colores emplastados en su textura inmaculada, en transparencias de luz, en el frío y fingido equilibrio del tazo, sin evitar que se escuche la tensión de un susurro humano que se está desatando del silencio pintado y desordenaran todo”.



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