PAUL McCARTNEY: PIDE FUERZA A MÉXICO

Sin duda, uno de los máximos representantes del rock a nivel mundial, es Sir Paul McCartney, quien hizo vibrar el corazón de los mexicanos con su presentación en el Estadio Azteca, el pasado sábado 28 de Octubre, como parte de su gira mundial. El músico también compartió con algunos de sus fans.

PAUL McCARTNEY – ONE ON ONE TOUR
Grandiosa Presentación en el Estadio Azteca
Por Rogelio MATAMOROS

“Fuerza México”, exclamó.

El sobreviviente de la dupla de compositores rockeros más importantes de la historia, se presentó por décima ocasión en la Ciudad De México y como era de esperarse cubrió todas las expectativas.

Paul McCartney con 75 años a cuestas se presentó de nueva cuenta en el recinto de mayor capacidad con el que cuenta la ciudad, el Estadio Azteca. Esta cita memorable formó parte de la gira One On One, la cual se conformó de 78 fechas que iniciaron el 13 de abril de 2016 en Fresno, California y que terminarán el próximo 16 de diciembre de 2017 en Nueva Zelandia.

Dicha actuación se realizó durante la que fue la quinta visita a México del legendario bajista de los Beatles, con la que aun promocionó su más reciente grabación, New (lanzada a la venta en octubre de 2013).

El coloso de Santa Ursula, incólume ante los desafíos de la naturaleza, el pasado 28 de octubre lució atiborrado desde mucho antes de la hora anunciada para el comienzo del recital del Beatle fresa. Previo a la aparición de Paul McCartney sobre el escenario, el Dj Chris Holmes cortó y pegó pedazos de la música que el hijo pródigo de Liverpool ha creado, tanto con los Beatles como solista, mientras que por las pantallas nos asaltaron alucinantes imágenes de la metamorfosis McCartniana.

Dieciocho minutos después de lo anunciado Sir Paul McCartney comenzó a escribir un capítulo más con su audiencia mexicana (supuestamente una de las más dedicadas en el mundo). A Hard Day´s Night abrió el repertorio y complace que se trata de una de las piezas que no había interpretado en este territorio. Save Us abre el álbum que promociona y la selección de temas que del mismo interpretará esta noche. Can´t Buy Me Love es otra vieja conocida por estos escenarios y con Letting Go nos vuelve a sorprender iniciando ahora el recorrido por su etapa con los Wings y para Got To Get You Into My Life la calidad del audio ya se había mejorado (pues no había empezado muy bien), y también para entonces su coro de las miles de cabezas se encontraba bien afinado.

Los nulos acercamientos a su rostro en las pantallas y lo quebradiza de su voz dieron fe del inminente paso del tiempo y confirmaron que su cara de niño no sería eterna. En este momento el rockstar que se registraba en los hoteles como Paul Ramone se despojó del icónico bajo Hofner y empuñó una guitarra Les Paul para dirigir los riffs de Let Me Roll It, una constante durante todos los conciertos que le hemos disfrutado y que algunos acérrimos creen que ya podría haber reemplazado desde hace varias giras. Sin embargo con ella no deja de envolver sónicamente y como ha sido costumbre, la remató con los riffs y algún sólo de Foxy Lady del “gran Jimi Hendrix”.

I´ve Got A Feeling dio por terminado su primer set sobre el entarimado bajo y ahora al piano dedicó a Nancy Shevell (su esposa), My Valentine. Al interpretar los últimos acordes de esta, también saldó de alguna manera una vieja cuenta pendiente, con la sección más veterana de sus seguidores, a los que no se les escapó que cantó un par de veces las líneas de The Back Seat Of My Car (pieza que cierra su álbum Ram), en las que dice: “… We may end up in Mexico City”.

Tras interpretar Nineteen Hundred And Eighty-Five y Maybe I´m Amazed, ahora con guitarra acústica en mano el buen Macca dirigió un set en plan campirano, para el que la tecnología convirtió el escenario en una vieja cabaña, la cual ocasionalmente por sus tonalidades (quizás involuntariamente), transmitió un aire macabro al momento. En este ambiente por nuestras venas corrió We Can Work It Out, And I Love Her, Blackbird y Here Today (la que compuso para “su carnal John” cuando fue asesinado). Pero esas mismas venas se bloquearon cuando interpretó You Won´t See Me (bajo el arreglo original con el que la compuso con los Beatles), Love Me Do (dedicada a George Martin, el auténtico quinto Beatle), y In Spite Of All Danger (la primer canción que compuso con George Harrison aun para The Quarrymen!), estas tres también fueron totalmente nuevas para el público mexicano.

La comunicación que Paul McCartney establece con su público siempre ha sido emotiva y ahora con su intención por hablar más en español fue mayor. A nadie parece importarle que buena parte de sus comentarios son los mismos de otras ocasiones y el público hasta devotamente los ha memorizado y los recita con él.

“Queenie Eye” y “New” nos devuelven a la actualidad de Sir Paul, con lo que a miles de gargantas les permite tomar un descanso. Y en esta nueva vuelta al piano sonó Lady Madonna (para los rockeros en la audiencia), y FourFiveSeconds, a pesar de camuflagearse rockeramente en voz de Macca, no deja de sacar chispas entre el sector purista de sus seguidores (esta canción fue compuesta por McCartney en colaboración con Kanye West, para ser interpretada principalmente por Rihanna).

El momento oscuro llega con Eleanor Rigby y ahora el “homenaje” fue para los Rolling Stones, de quienes interpretó el que fuera su primer hit, I Wanna Be Your Man (la cual en voz de los Beatles, los compositores originales, fue interpretada por el buen Ringo Starr). Y probablemente el bloque que mayor cantidad de lágrimas hizo derramar fue el que se conformó por For The Benefit Of Mr. Kite! (creación e interpretación de John Lennon para el Sargento Pimienta), Something (de su “cuate” George), a punta de ukulele y la descomunal A Day In The Life con el colofón de Give Peace A Chance.

“Ob-La-Di, Ob-La-Da” devolvió la festividad sin poder anular la nostalgia de ver pasar nuestros recuerdos una y otra vez durante la jornada, aunque para entonces ya se sabía que transitábamos por la recta final del concierto. Band On The Run y la “explosiva” y pirotécnica Live And Let Die serían los últimos guiños hacia los Wings y Linda McCartney (la gran ausente de la noche). Y tras Back In The U.S.S.R., Let It Be y Hey Jude, el ex Beatle se retiró dejando que el monumental coro de su famosa canción y el eco del cavernoso estadio hicieran lo suyo.

La banda que acompañó a Sir Paul es la misma que lo ha hecho desde 2002 (con la gira Driving World Tour), y que se compone por Rusty Anderson en la guitarra, Brian Ray en la guitarra y bajo, Abe Laboriel en la batería y percusiones y Paul “Wix” Wickens en los teclados (quien excepcionalmente toca con Paul desde 1989 con la gira The Paul McCartney World Tour).

El tradicional retorno de McCartney al escenario ondeando la bandera mexicana, en esta ocasión causó una celebrada sorpresa al hacerlo flanqueado por Wix portando la británica, Ray la estadounidense y Anderson la del orgullo gay.

Al término de la ovación en plan solista y acústico, Sir Paul interpretó la canción con más covers en la historia: Yesterday. Y para finalizar de la manera más rockera posible de nuevo con guitarra eléctrica en mano, el famoso zurdo del puerto de Liverpool dirigió a su banda de corazones solitarios por el Reprise del tema del legendario disco de los Beatles que este año celebró su cincuenta aniversario. Y esto fue sólo el preámbulo para llevar a tope los decibeles en el lugar, con la presumiblemente primer obra de rock pesado en la historia de la música contemporánea: Helter Skelter.

A continuación McCartney preguntó sólo para dedicar la siguiente canción a quienes se encontraran celebrando su cumpleaños ese día, al tiempo que al escenario llegaron algunas jóvenes para bailar al ritmo de Birthday. Y con la emotividad en ebullición se comenzaron a escuchar las primeras notas de Golden Slumbers, la cual con Carry That Weight y The End conforma la suite con la que los Beatles se despidieron del mundo en 1969 y que en esta ocasión sin duda nos envió un lapidario mensaje.

Sir Paul McCartney se despidió y prometió que nos veremos una próxima ocasión. Y con el regreso de las luces al monumental escenario caemos en cuenta de que esa es una promesa que a cada momento tiene menos probabilidad de verse cumplida.

Con frialdad analizamos que McCartney lleva alrededor de siete años presentando su espectáculo bajo un mismo formato, en el que buena parte de las canciones que interpreta e incluso sus comentarios hacia el público se han convertido en constantes de una ecuación, que en función de algunas nuevas variables nos ofrecen siempre como resultado una experiencia extraordinaria.

Pero cómo sea el público abandona el lugar contento de haber asistido a algo más que un concierto de rock y de haber comulgado con sus recuerdos y con los sonidos que los musicalizaron a lo largo de ese viaje mágico y misterioso al que denominamos vida.