SANTANA & JOURNEY: CALUROSO CONCIERTO EN UNA NOCHE FRÍA

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Journey, la banda californiana, fue la invitada especial para alternar con Carlos Santana en dos presentaciones que el nacido en México, ofrecería como parte de su más reciente gira De Corazón, dando nombre a su nuevo álbum.

Todo indicaba que en la ciudad de México, con una noche fría, lluviosa y con el anunciamiento de un concierto gratuito por parte del artista mexicano, dejarían en total abandono el Palacio de los Deportes, sin embargo, cuando el reloj puntualmente marcaba la hora indicada en el boleto, el foro lucía lleno. Con poco más de quince mil almas, entusiasmadas por ver una vez más a dos grandes exponentes de la música, sin importar el género que les hayan otorgado a lo largo de los años.

En cuanto apareció Journey, el público se le entregó de una manera tan efusiva que los músicos se dieron el lujo de responder de la misma manera. Obviamente los que conocen de la trayectoria de ambas alineaciones saben que ahí se encontraban Neal Schon (guitarra) y Gregg Rolie (teclado), quienes han militado con Santana.

Arnel Pineda actuó menos nervioso que la ocasión anterior, con mejor actitud y mayor manejo del escenario. Su sonrisa cautivó y por mucho a propios y extraños; lucía espléndida la voz, con temas como “Any Way You Want It”, “Separate Ways (Worlds Apart)”, “Open Arms”, “City of Hope”, “Wheel In the Sky” y “Don’t Stop Believin”, por mencionar algunas.

El virtuosismo de Deen Castronovo, en la batería y voz, hizo lo propio al interpretar “Mother, Father”, un tema icónico y que a la vista de muchos, luce tan entero como cuando ingresó a la banda hace casi dos décadas.

Por su parte, Ross Valory, el bajista original de Journey, inquietaba con su destreza y habilidad en el instrumento, además de coros a la perfección.

Aunque para muchos el show tendría una duración no mayor a una hora como es lo acostumbrado con los alternantes, la sorpresa para muchos fue tal, que casi dos horas parecieron insuficientes e hicieron regresar a los músicos con un estruendoso grito y aplausos; estos, no se negaron.

Poco más de treinta minutos duró el cambio de escenario, donde la permanencia voluntaria fue total. En cuanto Carlos Santana inició su concierto, el recinto lucía igual de lleno y por supuesto los aplausos continuaron con la fiesta multicolor.

Se había dado a conocer el line up que acompañaría al jalisciense en esta gira de cinco fechas por nuestro país, con Rolie y Cindy Blackman (su esposa) y donde se hacía obvia la participación de Schon. Los tres serían los más ovacionados, luego del guitarrista.

De inmediato Santana se dirigió a su público, agradeciendo su presencia, dejando sonar las primeras notas de su instrumento.

A las pocas canciones presentó a su “hermano” Gregg Rolie, para entoncar “Black Magic Woman”. Enloquecido, el presente no se hizo del rogar para bailar y corear cada canción ofrecida.

El músico no cabía de entusiasmo y dedicaba el concierto en diferentes etapas a su madre, a nuestro país, a la virgen y a sus fanáticos, quienes fieles, ahí estaban, tan emocionados como él.

La fiesta transcurrió y el público permaneció de pie durante poco más de dos horas, hasta pasada la una de la mañana. Esta vez, sin queja alguna por el horario. Con un gran sabor de boca salieron y muchos aún entonaban temas como “Samba Pa’ Ti”, “Corazón Espinado”, “La Flaca”, de Jarabe de Palo, “Maria Maria”,
“Oye Cómo Va”, de Tito Puente y “Smooth”, entre otras.

Una noche mágica y llena de energía, que dejarían a muchos con ganas de ver nuevamente al guitarrista mexicano al día siguiente.

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