Triptykon ofreció un gran concierto en la ciudad de México. Una noche de resurrección donde dio muestra de su legado, la trilogía se cumple en esta misma catedral donde sería sepultada Celtic Frost, la segunda parte de su creación. Con esta presentación, Thomas Gabriel Fisher es coronado nuevamente por sus fieles seguidores. Foto de Rogelio MATAMOROS
Última Parte De La Trilogía De Thomas G. Fisher Texto y Fotos de Rogelio MATAMOROS |
Triptykon llegó a México para iniciar su gira Southern Emisphere Annunciation. Lo más significativo es que la sede para este inicio de gira fue el Circo Volador, en la ciudad De México, el mismo lugar que fungió como cripta para Celtic Frost; quienes ahí realizaron la última presentación de su existencia el 13 de octubre de 2007.
El breve escenario se encontraba flanqueado por el arte de Hans Ruedi Giger, el mismo con el que el amable genio de la xenomorfia colaboró para al arte de las portadas de las dos producciones discográficas con las que Triptykon cuenta, “Vlad Tepes” y “Mordor VII”. Así, tras varios minutos de ambientación V. Santura (guitarra), Vanja Slajh (bajo) y Stefan (reemplazo de Norman Lonhard en la batería), escoltaron a Tom Gabriel Fisher y su guitarra, con diseño (también) gigeriano; quienes tras tomar sus posiciones revivieron al muerto con un rendimiento a “Procreation (Of The Wicked)”, tal y como lo hacía Celtic Frost pero con una versión que se arrastraba lastimando la piel.
Automáticamente la emoción de años y años de constante escucha recorrió las venas de los más veteranos entre la audiencia y para los más jóvenes fue la chispa que con el enfermizo riff de “Dethroned Emperor” comenzó a desatar sus reacciones. Esto es pesadez y no sólo intentos.
Con velocidad, “Goetia” nos recordó que estábamos ante Triptykon, aunque la persistencia por los pasajes de Celtic Frost fue sin duda la sorpresa de la jornada. Previo al ataque aural de “Circle Of The Tyrants”, Fisher se dirigió al público con amabilidad inusitada y agradeció por hacerlos sentir tan bien con un “…gracias amigos!”, con acento ibérico.
Dirigiéndose de nuevo a la audiencia, el sacerdote de este sabbath comentó lo especial que era para él estar tocando de nuevo en este lugar, tras el significado que adoptó al atestiguar la última presentación en la historia de Celtic Frost. De igual forma subrayó la nostalgia de que Martin Ain (su cómplice criminal sonoro de toda la vida), haya superado la etapa terrenal y a él dedicó la interpretación de “Ain Elohim”.
“Into The Crypts Of Rays” y “The Usurper” regresaron la velocidad a la homilía y el lugar se convirtió en un torbellino que llevó muchos cuerpos hasta la orilla del escenario. Llegó el momento de la solitaria representante de su más reciente producción (Melana Chasmata, 2014) y “Altar Of Deceipt” inundaron el lugar; esta última marcó el ritmo bajo el que los demonios pudieron reptar.
“Babylon Fell” y “Necromantical Scream” recorrieron de nuevo pasajes de los que llevaron a Celtic Frost a ser denominada una banda de avant-garde metal (lo que quiera que esto signifique), debido a su arrojo por experimentar por veredas ajenas al metal extremo que originalmente los había puesto en el mapa musical.
“Dado que venimos desde la lejana Europa, vamos a intentar algo un poco especial para esta noche. Esta es una canción de Hellhammer que sólo se ha interpretado en una ocasión con anterioridad, “Massacra”. Así fue como se anunció que habría un ritual mayor y por si fuera poco, “Reaper” y “Messiah” también fueron exhumadas. Este caldo de cultivo de tanta maldad nadie lo habría imaginado, de no ser porque ahí se estaba viviendo. Un Tom Gabriel Fisher con tanta afabilidad y este afán de complacencia musical no es cosa de todos los días.
“Are You Morbid?” fue el cuestionamiento por el que supimos que estábamos ante “Morbid Tales”, el tema que dio título al mini L.p. que puso de cabeza al mundo del heavy metal en 1984. Una obra artística que fue la sublimación de lo pesado, la misma criatura que Black Sabbath engendró en 1970, habría renovado sus votos en manos de Tom Warrior y Celtic Frost. Esta noche se celebró un aquelarre a su alrededor.
La selección de canciones que nadie pudo soñar ni en su peor pesadilla, llegó a su fin con “The Prolonging”, la creación de mayor duración que Fisher ha concebido. Casi veinte minutos de sublimación decibélica y maldad epistolar conforman la pesada lápida que una vez más habría de cerrar esta cripta. Con esta interpretación el auténtico “Papa Negro” dio por terminada la misa y como ya mencionamos, no se anda con juegos. Un encore estaba fuera de toda posibilidad y la dosis ya había sido más que brutal.
El de esta noche lejos de ser un concierto más de metal, fue una cátedra de historia en rock pesado y filosofía oscura, ofrecida por uno de sus artífices de mayor abolengo acompañado por su séquito renovado. Y desde ahora los feligreses están rogando por una pronta fecha de resurrección.