El Centro Cultural La Térmica exhibe fotos de Zinedine Zidane, en Costa del Sol. Más de cuarenta imágenes del deportista, captadas por la lente de Phillipe Bordas.
Desde España M. Esther BELTRÁN / Fotos de J. Carlos SANTANA
Málaga, España.- El Centro de Cultura Contemporánea La Térmica, ubicada en la Costa del Sol sorprende nuevamente. En este recinto se ha presentado exposiciones sobre Mafalda, Madonna y ahora toca Zinedine Zidane.
Fotografías captadas por Phillipe Bordas.
Zz Zidane con todas sus letras, título de la exposición cuenta con cuarenta fotografías realizadas en el 2006 al futbolista Zinedine Zidane por el fotógrafo y escritor Philippe Bordas. Durante más de cien días, por encargo para realizar un libro que nunca vio la luz, Bordas realizó un seguimiento del deportista en los últimos meses de su etapa como jugador del Real Madrid, equipo al que ahora entrena.
Entre las imágenes que llaman la atención es un retrato que aparece Zidane junto a Alfredo Di Stéfano con una bandera del Madrid como fondo, con la selección francesa o en el vestuario de la Ciudad Real Madrid poniéndose su camiseta con el número cinco, entre otras escenas.
El visitante se vuelve en observador y entra a los rincones más íntimos del futbolista como son el vestidor y también se muestran fotografías de la familia Zidane durante el último partido del futbolista en el Bernabéu.
Para los que siguen a este deportista es un regalo visual ver a su ídolo en la intimidad, Bordas retrata a un hombre que está solo y a la vez rodeado en el campo de fútbol, y que fuera de éste destila lo más potente de un personaje que ha formado episodios míticos en el mundo del fútbol. El fotógrafo trabajó con poca luz, lo que dio lugar a la improvisación de forma habitual, explican los organizadores.
“En la primavera de 2006, tres meses antes de la Copa del Mundo me piden que acompañe a Zinedine Zidane en los últimos pasos de su carrera, con la esperanza y el encargo de inspirarme y recoger la experiencia en un libro. Hay que decir que no tengo ninguna idea de fútbol. Solo me gusta el ciclismo y el boxeo. Nunca había visto un partido en directo y, de pronto, me encuentro en Madrid, en el Bernabéu, rodeado de la familia Zidane, en el partido de su despedida. De la noche a la mañana me veo arrastrado a su mundo”.
El fotógrafo señala que: “ Zidane me permitió fotografiarlo todo; a sus allegados, sus hermanos, sus jornadas, incluido el vestuario, donde nunca se aventuró nadie. Como si hubiese decidido que yo hiciese su álbum de recuerdos. Me reúno con él en París. Posteriormente, en Madrid. Me adapto a su vida. No está todavía en su mejor forma pero ha decidido que estará en la final de la Copa del Mundo. Se lo cuenta a sus íntimos. ¿Cómo imaginar, no obstante, que hará realidad este sueño? Posa, torso desnudo, como una estatua. Su mirada transmite, una determinación inquebrantable pero todavía no llegó a captar su alcance. Llegó a Alemania para el encuentro Francia- España. Estoy en primera fila y ante mí.
Zidane gana su apuesta. Marca in extremis. Renace en el final de su vida deportiva como un campeón. Resucita y hace resucitar al equipo de Francia. Hasta el Francia-Brasil donde ofrece, como colofón a su carrera, su más bello recital de artista y bailarín. Y Zidane llega a la final. Tal y como lo había decidido. Tal y como lo había predicho. Por desgracia, el voluminoso libro.memorial, no ha llegado nunca a editarse. Mis fotos han dormido el sueño de los justos durante casi diez años. En el ínterin, dicha aventura fotográfica se transforma en una novela. Chant furieux (Gallimard, 2014) en la que narro el libro que no llegó a ver la luz”.
En su novela traza el retrato de Zidane, en la mezcla su infancia en los barrios de Marsella a la suya en los barrios de París. “He puesto en palabras aquellos gestos de fábula y he dado testimonio de esa aristocracia popular encarnada a la perfección en Zidane”.
Esta exposición es lugar de encuentro de las fotos y las páginas de la novela. El espacio de maridaje entre las imágenes y las palabras, el espacio de encuentro entre el escritor y el fotógrafo.
