A 400 años de celebrarse el nacimiento del pintor Antonio del Castillo, su obra completa se presenta en el Museo de Bellas Artes, en Córdoba, España.
Córdoba, España.- Visitar la ciudad de Córdoba es trasladarse a diferentes culturas donde sus edificios nos llevan a detenernos y observarlos. En cada una de las calles del Centro de la ciudad la atención nos la roba y diferentes edificios nos invitan a descubrir artistas como Antonio del Castillo.
José María Palencia, director del Museo de Bellas Artes de Córdoba y experto en Castillo nos lleva por un recorrido pictórico. Donde no sólo conocemos la obra del artistas sino el ambiente cordobés que envuelve la obra.
“Antonio del Castillo Saavedra (16616-1668) es considerado uno de los pintores más interesantes del barroco español”, explica Palencia con gran orgullo. Nos explica que en torno al IV Centenario de su nacimiento la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía, ha considerado oportuno realizar una amplia reflexión y revisión de su obra, que quiere ser de amplitud similar a las efectuadas con otros artistas, como Velázquez, Murillo o Alonso Cano.
“Con este objetivo, en estrecha colaboración con otras instituciones, se han organizado tres exposiciones temporales en su tierra natal entre ellas está Antonio del Castillo en el Museo de Bellas Artes de Córdoba”. Llegamos a una plaza pequeña donde se encuentra el edificio del Museo. Está exposición permite hacer un recorrido, de manera temática, por la producción de artista a través de sus pinturas y dibujos- explica el experto- También está representada la obra de sus predecesores y de sus seguidores, que justifican y ponen de manifiesto su importancia. Para ello, la exposición se ha articulado a través de seis áreas: Antonio del Castillo: el hombre y el artista, Panorama artístico previo, Antonio del Castillo dibujante, Antonio del Castillo. Grandes encargos, Antonio del Castillo. Otros encargos y La huella de Antonio del Castillo. Estas ponen de relieve su evolución pictórica y la importancia del dibujo en sus composiciones, así como la formación del taller más importante que tuvo Córdoba en su momento, la continuidad de sus modelos en décadas posteriores o su actividad como poeta.
La exposición cuenta con una muestra de sesenta y cinco obras propias que recogen diversos aspectos de su biografía y su labor creativa entre ellos veintitrés lienzos de Castillo y su entorno inmediato, veintiocho dibujos de idéntica condición, trece lienzos de maestros y seguidores, y un libro impreso como es: la Varia conmensuración para la escultura y la arquitectura de Juan de Arfe, del que no sólo aprendió, sino que le sirvió como fuente de inspiración y copia. Aquí mismo vemos dibujos de animales.
Para Palencia la exposición del Museo de Bellas Artes, montada en cinco de sus seis salas, supone culminar una larga tarea iniciada desde hace años con los trabajos continuados de conservación, investigación y difusión de la colección de dibujos y pinturas del maestro más importante del barroco cordobés, que se inició en la década de 1980 y ha culminado con la misma.
El número de obras de Castillo que figuran en sus primeros inventarios, desde mediados del siglo XIX, se ha visto notablemente incrementado en las últimas décadas con singulares ejemplos, tanto adquiridos por la Administración Central como por la Junta de Andalucía, que hacen que este museo sea un espacio de referencia internacional en el conocimiento del pintor, siendo la institución que posee el mayor número de sus obras. Entre ellas, varios interesantes dibujos y diversos cuadros paisajísticos de pequeño formato, de los que siempre había carecido, como El sacrificio de Abraham o el Sueño de San José.
Palencia comenta que en Córdoba, franciscanos y dominicos suponen la principal y más importante clientela de Castillo, como demuestra sus encargos para el Tribunal de la Inquisición , el convento de San Pedro el Real, el Convento de San Pablo o la hermandad de la Caridad. A veces rivaliza con otros artistas del momento como Juan de Alfaro o José Ruiz de Sarabia, aún así se convertirá en el artista más demandado de mediados del siglo XVII.
En el trayecto de la exposición vemos las obras en el área de dibujos donde observamos la extraordinaria creatividad compositiva en la que pone de manifiesto sus dotes y su numerosa producción de dibujos.
Sin duda alguna expresa el experto que la manera de pintar, los tipos iconográficos y las composiciones creadas por Antonio del Castillo perdurarán en Córdoba hasta el siglo XIX, siendo muchos los artistas que lo siguieron e imitaron.