Por M. Esther BELTRÁN
Andalucía, España.- El Sitio de los Dólmenes de Antequera se ha reconocido como uno de los grandes monumentos megalíticos del mundo al ser declarado como Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.
La decisión se ha hecho pública tras la deliberación del Consejo Internacional de Monumentos y Sitios (ICOMOS, por sus siglas en ingles) reunido en el Istambul Congress Center de Estambul, sede de la 40a Asamblea de la Unesco.
La delegación española -encabezada por la embajadora de España ante la Unesco, Teresa Lizaranzu, y formada por el presidente de la Diputación de Málaga, Elías Bendodo, la consejera de Cultura de la Junta de Andalucía, Rosa Aguilar, y el alcalde de Antequera, Manuel Barón.
Con esta Declaración, el Sitio de los Dólmenes de Antequera pasa a formar parte de la Lista Representativa del Patrimonio Mundial de la Unesco, que reconoce con ella su valor universal. El Sitio de los Dólmenes de Antequera es un bien cultural en serie formado por tres bienes culturales (los dólmenes de Menga y Viera y el tholos de El Romeral) y dos bienes naturales (La Peña de los Enamorados y El Torcal de Antequera). Se trata de una de las primeras integraciones conscientes de arquitectura y paisaje monumental de la Prehistoria Europea, derivada de unos pobladores neolíticos cuyo origen se remonta a comienzos del VI milenio antes de Cristo.
Los Dólmenes de Antequera se sitúan ya en el mapa de los grandes monumentos megalíticos del mundo, convirtiéndose en el primer bien de esta tipología en toda la Europa continental. En la Lista Representativa con la categoría de Megalitismo del periodo neolítico han sido inscritos hasta el momento los Sitios de Newgrange en Irlanda, Las Orcadas, Stonehenge y Avebury en el Reino Unido y los Templos Megalíticos de Malta.
Los megalitos antequeranos, construidos en el período Neolítico (Menga y Viera) y en la Edad del Bronce (El Romeral) y uno de los mejores y más reconocidos exponentes del Megalitismo europeo, están caracterizados por el uso de grandes bloques de piedra que forman cámaras y espacios con cobertura adintelada (Menga y Viera) o falsa cúpula (El Romeral), y fueron utilizados con fines rituales y funerarios.
La vinculación física y conceptual con el entorno natural es un hecho común en el fenómeno megalítico; sin embargo, en el Sitio de los Dólmenes de Antequera, lo realmente original es que no se trata de dos hechos disociados donde los valores naturales se sumarían a los culturales, sino que su excepcionalidad se deriva del estrecho e íntimo diálogo establecido entre la arquitectura megalítica y la naturaleza, un hecho que le dota de una relevancia única de escala universal y que no tiene paralelo en la lista de Patrimonio Mundial ni en otros bienes reconocidos del mismo tipo.
El Sitio de los Dólmenes de Antequera representa una excepcional concepción del paisaje megalítico surgido de una original interrelación entre monumentos funerarios y naturales, hasta el punto de omitir las orientaciones canónicas hacia el orto solar y provocar una orientación “anómala” o excepcional de los megalitos: Menga es el único dolmen en Europa continental que se orienta hacia una montaña antropomorfa como La Peña de los Enamorados; y el tholos de El Romeral, orientado hacia El Torcal, es uno de los raros casos en toda la Península Ibérica de orientación a la mitad occidental del cielo.