CHAS METAL ATTACK VIII: CARCASS ARRASA CON TODO

Por fin se llevó a cabo la octava edición del Chas Metal Attack, la cual había sufrido retrasos con respecto a dificultades con la calendarización de algunas de las bandas participantes, así como también con respecto a los cambios de sede. Por si esto fuera poco, ese día cayó una tromba que al menos provocó que muchos de los asistentes a la cita llegaran más tarde de lo planeado. En esta ocasión la emoción que a muchos causaba que la reunión se llevara a cabo en la legendaria Arena Adolfo López Mateos (el lugar que recibió por primera vez a

Carcass hace más de veinte años), se resignó a que en su lugar conociéramos un lugar que recientemente está albergando muchos eventos de este tipo y que como pudimos constatar, es cómodo para su realización.

Conforme avanzó la tarde y por el escenario desfilaron las bandas nacionales Light Of Dark, Tenderizer, Disangelium y Ragnell, el Snake Club se fue poblando más hasta lucir una gran entrada. No era para menos, especialmente por el arraigo con el que cuenta Carcass en estas tierras y luego del recibimiento que se le ha dado a Surgical Steel; su más reciente producción discográfica, con la que renovaron sus votos como una de las agrupaciones más importantes en la historia de la música pesada.

Impaled (por las iniciales de Immoral Medical Practitioners And Licentious Evil- Doers), es una banda de death metal extremo con tintes de gore, de Oakland, California, que no es ajena al territorio nacional. Una vez que ellos mismos terminaron de instalar y ajustar sus instrumentos sobre el escenario, la ovación fue inmediata. De igual forma con ellos se dieron los primeros conatos de slam, ante su peculiar ensamble de hasta tres vociferantes guturales en una misma canción. La trayectoria de dieciocho años, durante los cuales ha grabado cinco discos de larga duración y dos ep, se dejó ver con las tablas de las que los californianos hicieron gala durante poco más de cincuenta minutos.

El tiempo que la gente del staff se tomó para hacer los cambios de equipo entre banda y banda fueron breves y permitieron que Krisiun retomara aún en vuelo la energía del público. Ésta es una banda brasileña de thrash/death metal, oriunda de Porto Alegre, la cual durante esta edición del festival realizó su debut en México. El trío conformado por los hermanos Kolesne, presentó un set perfectamente ensamblado y quedó claro que la coordinación entre ellos es quizá su carta más fuerte, porque los huecos sonoros que se llegan a manifestar cuando de tres músicos se trata, la calidad ejecutante de Krisiun los eliminó por completo.

El set de los brasileños de por sí había sido muy bien recibido, pero el tributo que le hicieron a Venom, al interpretar su clásico Black Metal fungió como broche de oro absoluto.

Para el cambio de equipo por el de los ingleses, se tomó más tiempo del que se había ocupado durante la tarde, por lo que el público (que ya tenía el lugar lleno por completo), se mostraba totalmente ansioso. Finalmente la banda más pesada que ha salido del puerto de Liverpool, llegó a un escenario capitalino por cuarta ocasión en su historia. En esta ocasión con la expectativa de que llegaban ya sin Michael Ammott (quien optó por dedicarse de lleno a su trabajo en Arch Enemy, con quienes juega absolutamente de local), con lo que de nueva cuenta es la bandera inglesa la que cubre a este cadáver en su totalidad. El fundador de Carcass, el guitarrista Bill Steer, con la sobriedad que lo caracteriza y el bajista Jeff Walker (ya totalmente aclimatado al territorio mexicano debido a sus constantes giras como militante de Brujeria); en esta ocasión se hicieron acompañar del guitarrista Ben Ash (Pig Iron, Desolation), y el baterista Daniel Wilding (Trigger The Bloodshed). Con ellos y como es ya su costumbre, presentaron un sonido apabullante con el que recorrieron su discografía y por supuesto también de su material reciente, el cual se escuchó por primera vez en escenarios mexicanos.

El característico sonido de Carcass, que va desde los más elementales ritmos punk de los que desarrollaron el grindcore, hasta el heavy metal más armónico, siempre acompañado por el inigualable juego de voces guturales y agudas vocalizaciones, fueron la materia prima del plato fuerte de esta celebración. Los invitados a este pastel de menudencias, fueron desde los supervivientes de la llamada vieja guardia que vieron a la banda en Tlanepantla aquella primera ocasión y las nuevas generaciones que bien podrían ser sus hijos. Sangre fresca y otra a punto de coagularse corrió y se mezcló sin descanso en el slam, mientras los forenses arriba del escenario recitaban con galena precisión, las líricas que en conjunto con su fondo musical fomentaron toda una oleada de Heavy Metal Subterráneo alrededor del mundo.

De nueva cuenta en petit comité de iniciados en brutalidad, atestiguamos la cátedra de unos absolutos maestros de la disonancia, que sin duda alguna derrochan talento aunque las narices respingadas, con lujo de prejuicio, opinen lo contrario. El que esa noche sirvió Carcass, fue un platillo gourmet rico en excesos, la especialidad de su casa.