HELL & HEAVEN: FESTIVAL FUERA DE SERIE

El Corona Hell & Heaven es sin duda alguna un festival fuera de serie. Rock y metal reunidos en dos días que para los ciento sesenta mil asistentes han hecho de éste, todo un suceso musical y que tiende a incrementarse.Fotos de Adrian MUÑOZ

HELL AND HEAVEN: UN FESTIVAL FUERA DE SERIE
Cartel De Lujo En El Autódromo Hermanos Rodríguez
Por Elvia VERA / Fotos de Adrian MUÑOZ
Megadeth, como en casa.
Un festival de lujo, fuera de serie para los metaleros. Hubo grupos de diversos países, incluyendo un selecto talento local.

La torrencial lluvia que cayó desde las seis de la tarde el viernes 4 de mayo y hasta el final del evento (casi siete horas después), no enfrió los ánimos y tanto los grupos como los asistentes no cejaron en continuar con la gran fiesta. Hubo media centena de grupos que tocaron en los cuatro escenarios mientras llegaba el plato fuerte de la primera noche, Deep Purple y Scorpions. Hubo entre el público muchos adultos y ancianos que sin duda estaban esperando el gran momento de ver a dos de sus favoritos. Se arruga la piel, pero el corazón sigue rockeando.

Los escenarios estuvieron muy bien distribuidos y hubo también zonas muy cómodas de comida y algunas áreas abiertas para descansar del intenso cansancio por estar ahí todo el día. Por si fuera poco, había más entretenimiento alterno como un camión de soldados zombie, un dragón y algunos voldemort en zancos, eso sin contar la lucha libre, el cine y algunos otros atractivos.

Luego de escuchar algo de las bandas que se presentaron desde el medio día, una de las sorpresas serían los alemanes Kadavar, así como algunas otras alineaciones.

Vigilancia aérea.
Cuando por fin llegó uno de los momentos más esperados, la presentación de los ingleses Deep Purple, el público enardeció con escuchar los primeros acordes y estalló una bomba de éxitos que lograron sonar por demás exquisitos, finos, claros, ante unas no muy afortunadas actuaciones de sus antecesores.

Cada uno de los músicos demostró su virtuosismo y sencillez que los ha caracterizado. Cada una de las canciones fue coreada por el público.

Para finalizar esta primera noche, Scorpions también dejó sentir toda su potencia aunque en un principio el sonido no fue muy nítido. Abrieron con algo de lo más reciente pero de inmediato dejaron escuchar sus éxitos, así como tampoco defraudaron al público con la nostalgia de sus baladas y la mezcla de los años mozos de la banda.

Así cerró la madrugada del viernes. Los asistentes mojados hasta los huesos y con lodo pero con el alma fresca y los oídos renovados.

Mención aparte y destacada merece la magnífica organización; el despliegue de seguridad (policías, control interno), varias carpas de servicio médico; baños portátiles limpios y vigilados.

Escenarios imponentes.
El sábado aumentó significativamente la cantidad de asistentes, sin embargo estas medidas no disminuyeron y se pudo disfrutar una vez más de una larga travesía con el cartel restante, también de gran categoría tanto nacional como internacional.

Entre los grupos que más destacaron fueron los franceses Gojira, quienes echaron toda la carne al asador y aunque fueron bien recibidos, sólo calentaron el ambiente para los estelares de la segunda parte.

De Marilyn Manson se esperaba algo más espectacular, sin embargo el artista no tuvo mucha suerte en su escenario, teniendo que recortar la actividad por el mal audio que le otorgaron. El enojo por parte del cantante fue notorio y quizá esto le costó el puesto a alguien de su staff.

Epica y Tenacious D, valieron la pena por el desempeño que ambos, en su respectivo estrado dieron. Ambas alineaciones no sólo ofrecieron un gran concierto, si no que mostraron el estar disfrutando del público mexicano.

Pronto llegaría lo más esperado de la última jornada con Megadeth, Judas Priest y Ozzy Osbourne, por lo que muchos sacrificaron a bandas como Overkill o al mismo Tenacious D para quedarse ahí, tomando posesión de un buen lugar entre la multitud ya congregada. No faltaron los empujones, pero todo bajo control.

Comando Zombie.
Megadeth tampoco tuvo muy buen inicio. Se pudo apreciar que también hubo fallas que fueron resueltas durante el recital. Cerró con lo más conocido de su repertorio. Sumamente complacido, Mustaine agradeció al público mexicano haber gozado su actuación.

Judas Priest se llevó la noche con un show por demás potente y equitativo a su trayectoria y experiencia aunque hoy en día con una inyección de sangre más joven con los guitarristas Richard Faulkner y Andy Sneap.

En la pantalla se mostraban imágenes de las portadas de los discos de acuerdo a cada tema interpretado. El paso del tiempo no ha logrado mermar a sus integrantes, quienes a pesar de no contar con la presencia de dos de sus pilares, lograron sacar esa espina de la cual se dudaba. Por supuesto que la base rítmica de Scott Travis e Ian Hill, en la batería y bajo, respectivamente hicieron vibrar a los asistentes hasta la médula, sin que esta noche hubiera lluvia de por medio.

No podían faltar otros clásicos de la banda y así se fueron dando.

Ozzy Osbourne tiene su lugar indiscutible en el olimpo del metal, pero realmente estaba difícil superar la actuación anterior. Sin embargo, quedó claro que era de los más esperados en la que tal vez sea la última vez que visite México. Zakk Wylde se lució en la guitarra e incluso bajó del escenario para estar más cerca de sus fanáticos, cubriendo una gran parte de tiempo. Aunque la actuación del Príncipe de las Tinieblas pudo parecer corta hubo tanto material de su carrera en solitario como de su etapa con Black Sabbath y así sonaron al unísono entre él y su fiel público los temas que se corearían uno tras otro. El vocalista saldría del escenario sin regresar.

Hell & Heaven volvió a lucir con un cartel que parece irrepetible.