IRON MAIDEN: MAGISTRAL ACTUACIÓN EN LA CIUDAD DE MÉXICO

IRON MAIDEN BOOK OF SOULS

Iron Maiden ofreció dos conciertos en la ciudad de México, donde, de manera magistral, devastó a los más de cuarenta mil fanáticos que se congregaron para disfrutar del show de la banda de heavy metal más espectacular de todos los tiempos.

Por Adrian MUÑOZ y Rogelio MATAMOROS

Iron Maiden visitó por octava ocasión la ciudad de México para presentarse en concierto y como ha sido costumbre (con algunas excepciones), sus actuaciones fueron un éxito rotundo. La banda inglesa tiene una fórmula secreta que hace que después de tantos años, sigan teniendo esa notoriedad insospechada.

IRON MAIDEN
Solos de guitarra perfectamente ejecutados
Iron Maiden tiene treinta y seis años de carrera (considerando el año en el que grabaron su primer disco como punto de inicio), sustentados con dieciséis de estudio, entre los que al menos los primeros siete corresponden a una década de dominación creativa en cuanto a heavy metal se refiere y con rotundo éxito entre millones de aficionados alrededor del mundo, a pesar de no haber contado con apoyo mediático en muchos de estos territorios. Estas son a groso modo las credenciales que a estas alturas acreditan a la banda como una de las de mayor arraigo, prestigio e indudable rentabilidad en el mundo del rock, la cual ya sin trámites, hace de cada lanzamiento discográfico o gira internacional un suceso instantáneo.

Pero estos son tan sólo números, los cuales resultan de la fidelidad que sus seguidores mantienen hacia Iron Maiden. La banda que en todas las portadas de sus discos ha presentado a un muerto viviente, que cual Zelig del heavy metal ha pasado por infinidad de circunstancias tanto cuánticas como temáticas. Fidelidad que principalmente se le confiere a este quinteto venido a sexteto, que musicalmente desde su gestación hizo de su estructura a bajo galopante y armonías de guitarras gemelas su marca registrada. Sin embargo a pesar de esto, durante esa etapa que mencionamos, ningún disco de Iron Maiden ha sido igual a otro.

Obviamente que tras más de tres décadas de existencia las circunstancias entre las que se mueven ya no son las mismas. Desde que se reunieron en 1999 con su alineación de mayor éxito e incluso reforzados con un guitarrista más (rompiendo una vez más con un formato establecido), Iron Maiden se convirtió en una banda de fórmulas y cuya perspectiva musical había cambiado. Sus discos comenzaron a seguir una línea de heavy metal, por llamarla así, más europeo, el cual tiene una audiencia cautiva entre los jóvenes aficionados al género, que gustan de entonar coros de largas y épicas canciones. Sin embargo desde su disco anterior, The Final Frontier, se dejó sentir un interés por regresar hacia los cortes musicales rápidos y de duración moderada, así como también realizar composiciones menos épicas, más maduras y que volvieron a complacer al sector más adulto de sus seguidores.

De esta forma el año pasado entregaron The Book Of Souls, un trabajo que es el más largo de su historia (dos discos compactos o tres discos de vynil) y que vuelve a contar con temas de maratónica duración, lo cierto es que sí recurrieron en varios cortes a la velocidad que por años los caracterizó, aunque para ello (según especialistas en la banda), en ocasiones rememoren fragmentos de canciones clásicas de su discografía.

IRON MAIDEN
Impresionante lució la arena de los deportes
Y fue en este escenario que el sexteto británico optó por volver al circuito de arenas en la ciudad de México, para presentar en el Palacio de los Deportes el espectáculo temático que desarrollaron alrededor de la Cultura Maya. Aunque cualquier seguidor “observador” de la banda se ha percatado que estructuralmente el escenario es el mismo juego de páneles y andamios que usan desde 1999, en esta ocasión el decorado, aunado con el desempeño escénico del cantante, hicieron que el concepto del disco cobrara vida de manera espectacular.

Durante el trayecto hacia el domo de cobre, cientos, miles de personas caminaban ataviados con algún indicio de que estarían presentes disfrutando a la banda más espectacular de heavy metal de todos los tiempos. Adultos, jóvenes y niños con el rostro emocionado por lo que verían, unos por octava ocasión, otros por primera vez. El motivo era uno sólo.

Previo a la entrada, cientos de comerciantes vistiendo a quienes deseaban llevar un souvenir, playeras, sudaderas, pulseras, paliacates y hasta ropa interior, todo con el nombre Iron Maiden.

En el interior, luego de las actuaciones de The Raven Age y Anthrax, la cuales pasaron casi desapercibidas; Iron Maiden comenzó con “If Eternity Should Fail” y “Speed Of Light”, los dos primeros tracks del álbum nuevo, tras los cuales dieron paso al primer clásico de la noche “Children Of The Damned”. Luego del respiro regresaron a lo que los tenía sobre el escenario, que era la presentación de su material fresco y continuaron con el homenaje que rindieron a Robin Williams, “Tears Of A Clown” y “The Red And The Black”.

Es la primera ocasión en que el Palacio de los Deportes lucía lleno en su totalidad; en la pista no se observaban (desde lo alto) huecos; incluso el área de las consolas de audio e iluminación se perdían entre los quizá más de siete mil fanáticos que ocupaban este espacio, sin contar dos áreas más en lo alto del recinto.

“The Trooper” desató a la bestia de las más de veinte mil cabezas, la cual estas noches se vio considerablemente domada debido a la atinada estrategia de dividir en cuadrantes la pista de la arena, con lo que las oleadas humanas redujeron su peligrosidad. Para sorpresa de la noche, durante la interpretación de “Powerslave” (momento en el que el cantante acostumbra usar una máscara de plumas), en este ocasión portó una del legendario luchador mexicano Blue Demon, desatando un eufórica ovación.

IRON MAIDEN
La banda más espectacular de todos los tiempos
Entre las simuladas ruinas mayas con un espectacular sistema de iluminación, se notaba a un sexteto en pleno uso de sus cualidades interpretativas, algo que incluso hace difícil de creer que se trata de músicos que rebasan las cinco décadas de existencia. Sin embargo esto jamás demeritó su labor y el embate de novedades continuó con “Death Or Glory” y el tema homónimo del disco, durante el cual hizo su aparición estelar la entrañable mascota de la banda, Eddie. Este fue el momento en el que el vocalista sacrificó a la bestia, retirándole el brillante, latiente y ensangrentado corazón que segundos después lanzó al público.

En cada instante los asistentes gritaban, coreaban y alzaban su puño en señal de victoria, así como también los teléfonos celulares, para ser los primeros en captar cada detalle.

No podía faltar esa extraordinaria pieza de arquitectura metalera, “Halloweed Be Thy Name”, durante la cual la banda demuestra por qué congregó esa cantidad de seguidores, dispuestos a atiborrar el Palacio de los Deportes para verlos cada noche.

Los temas, eran más coreados, ahora ofrecían una remembranza de casi todos los discos, obviamente faltarían muchos temas por interpretar, pero llegó “Fear Of The Dark” un clásico que muestra la reacción que genera en el público, lo cual explica el por qué no puede ser ignorada al momento de seleccionar los temas para sus presentaciones. Con la llegada de “Iron Maiden” se sabe que el concierto se aproxima a su fin y que también es el momento para que aparezca nuevamente la mascota, pero ahora de manera descomunal. Un Eddie inflable, gigante, detrás de la batería, tal y como aparece en la portada de su más reciente producción, con apariencia tribal.

El grito ensordecedor del público, quien pedía por más.

La manera en que regresaron para el encore no podía haber sido más impactante que con “The Number Of The Beast”, enmarcada por un demonio gigante (The Devil Rides Out, 1968), entre llamas y explosiones, certificando la atemporalidad del repertorio de la banda británica.

IRON MAIDEN
Momentos inolvidables para más de 40 mil fanáticos
Tras la tormenta llegó la calma; aquí, cualquier canción extra sería bien recibida, pero todo estaba dicho. Fue el momento que el vocalista aprovechó para comunicar su discurso de hermandad metalera al son de “Blood Brothers”, dejando el broche de oro para “Wasted Years”. Qué más podrían interpretar que no hubiera dejado satisfechos a sus fieles seguidores, quienes durante casi cuarenta años han estado a sus pies.

Así fue como demostraron cual es el ideal para comenzar a envejecer rockeando, sin vivir exclusivamente del recuerdo y siendo aún uno de los mejores ejemplos para las bandas emergentes en este negocio.

Los integrantes de Iron Maiden, lanzaron algunos objetos personales hacia el respetable, en señal de agradecimiento y se retiraron.

Nuevamente el río de personas enfilándose hacia algún transporte público o privado, extasiados; entonando aún algunos de los temas favoritos, coreando el cántico de “Olé…olé…olé… Maiden…Maiden”.

Satisfechos y por mucho; artistas y fans. Esto es un verdadero concierto. Así es como se debe vivir.

Up The Irons!

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