Llega al Museo del Prado la obra del francés Jean Fouquet, La Virgen con Niño y Ángeles. Por primera ocasión se exhibe esta pieza en España.
Por M. Esther BELTRÁN M.
Madrid, España.- Se exhibe por primera vez en España, La Vírgen con Niño y Ángeles, del artista francés Jean Fouquet en la sala 57 A. Esto será hasta el 25 de mayo del año en curso, el Museo del Prado en la ciudad de Madrid.
Vocero del Museo dio a conocer que la reciente adquisición de la tabla francesa de estilo gótico, Oración en el huerto con el donante Luis I de Orleans, posible obra de Colart de Laon, se ve ahora complementada con el préstamo de La Virgen con el Niño y ángeles (h. 1452) del Real Museo de Bellas Artes de Amberes, que enriquecerán temporalmente las colecciones de pintura francesa del Prado.
Considerada como una obra excepcional con un carácter singular que se debe no sólo a su autoría -Jean Fouquet, es el pintor y miniaturista más destacado del siglo XV en Francia- sino a ser única en el conjunto de su producción, gracias al efecto irreal que consigue con el manejo del color y el tratamiento de los volúmenes.
Respecto a está obra indican que en esta tabla de La Virgen con el Niño y ángeles, verdadera obra maestra del siglo XV, Jean Fouquet evidencia la forma singular con que tradujo en imágenes las distintas influencias que contribuyeron a la gestación de su arte. Si la iconografía y, en particular, los ángeles monocromos rojos y azules están en deuda con la tradición nórdica, el modo en que resuelve la composición y la materializa evidencian su conocimiento del arte flamenco y del Quattrocento italiano.
“ La forma de traducir las diferentes materias y los efectos de luz como el reflejo de la ventana sobre la superficie pulida de las dos bolas del trono remiten a Jan van Eyck. La construcción geométrica del espacio y su gusto por las formas puras, como la cabeza oval de la Virgen o sus senos trazados como con compás, evocan las obras de Paolo Ucello y de Piero della Francesca. Fouquet representa aquí a María como Madona de la leche, en posición frontal, ante un rico trono. La corona de ricas perlas y piedras preciosas, que descansa sobre su cabeza sujetando un velo transparente, la identifica como reina de los cielos. Lleva una capa de armiño y un traje de seda gris, que destaca su cintura estrechisima, mientras que el corpiño abierto deja ver uno de sus senos redondos. La Virgen sostiene a su Hijo desnudo sobre su rodilla izquierda. La posición escorzada del Niño hacia el lado izquierdo de la tabla -hacia donde dirige su rostro y su dedo índice-, conecta esta tabla con la de la izquierda del díptico en la que aparece el donante arrodillado con el rostro dirigido hacia la derecha, donde se encuentra Jesús. María, con su piel blanca como el marfil, encarna el ideal de belleza de la época, casi sin cejas, con el nacimiento del cabello muy hacia atrás y unos rasgos, que según la tradición, serían los de Agnes Sorel, la amante del rey Carlos VII -la primera amante real reconocida de forma oficial, poseedora de una gran belleza-, y de la que Etienne Chevalier fue testamentario·”.
Sin duda alguna es una de las obras del arte francés que podrá verse con gran interés.