LA CUCA: FESTEJA UN CUARTO DE SIGLO Y VA POR MÁS

CUCA

Cuca festeja sus primeros 25 años de vida, con un concierto que tuvo de todo, para bien y para mal.

El cuarteto jalisciense pisa una vez más este escenario, presentando dos nuevos elementos en su historia; La Venganza de Cucamonga, su nueva pieza discográfica y Alex Otaola, el reciente ingreso en la guitarra.

El concierto causó mucha expectativa desde que se anunció, el terreno del boletaje se fue cubriendo, hasta colmarlo; sin embargo, también se esperaba lo que ofrecería uno de los mejores guitarristas en nuestro país, Otaola, ex Santa Sabina y quien no tuvo una de sus mejores noches.

Cuca es una de las bandas mexicanas más emblemáticas del rock en tu idioma, nacido en los noventa, mismos que se sabe, tienen y tendrán por un buen tiempo, la aceptación de su fiel público, hagan lo que hagan, por lo que era por demás sabido que el concierto tendría algunas desavenencias que no importarían; la noche estuvo hecha para festejar.

Como preámbulo, la banda invitó a unos connacionales a alternar, Machingón, quienes demostraron fuertemente el nerviosismo de este monstruoso escenario y no es para menos, es imponente y casi tres mil quinientos seguidores de la banda estelar. El reto era fuerte, sin embargo y a pesar de los desperfectos en el audio, se echaron al público a la bolsa. Ocho temas en un set de poco más de cuarenta minutos fueron suficientes para recibir aplausos y ovaciones.

En cuanto las luches se esfumaron para dejar el estrado a Cuca, el estruendoso grito no se hizo esperar y de inmediato todos estuvieron de pie, dispuestos a disfrutar de veinticinco años, con igual número de temas, resumidos en dos horas de concierto.

De inmediato, Carlos Avilés, bajista; Alex, en la guitarra; Nacho González, en la batería y Leobardo Quirarte, corista; mientras que José Fors, tomó su tiempo por ser el más aclamado y esperar turno a aparecer con una casaca roja que lo hizo ver aún más imponente.

Una tras otra, las canciones fueron coreadas por el público, aún las de reciente cosecha. “La Pucha Asesina”, “Arre Lulú”, “Mátame Antes”, “En el Nombre del Rock and Roll”, “Mi Cabeza”, “El Hombre de la Marcha” y muchas más, mismas que fueron una misa y recuerdos de varios seguidores que ya se muestran entrados en años.

Cada minuto era prescindible, brincos, gritos, puños al aire, teléfonos, tablets, cámaras y hasta invocaciones para Galo Ochoa; sin dejar a un lado los “recordatorios maternales” para nuestros gobernantes, principalmente aquel que se dice ser “un presidente de la nación”. Aquí, invitaron a los abridores a corear este tema. El respetable por supuesto que enloqueció e hizo lo propio.

Su nueva producción tuvo buen recibimiento y de ésta, se presentaron varios temas, mismos que ya forman parte del soundtrack de la vida de muchos asiduos al grupo y de las nuevas generaciones, que en esta noche, se contaban por decenas.

Más invitados que fueron aplaudidos y aunque los micrófonos no contaban con muy buena recepción, ahí se observaron a Elis Paprika y Deskartes A Kant. Poco después fue invitado Arturo Tranquilino de Yokozuna y una de las mejores voces de México, misma que no lució tanto por los desperfectos sonoros, Iraida Noriega.

Casi para terminar, Fors agradeció a todos los presentes, invitándolos a manejar tranquilamente y esperando verlos en el próximo concierto de Cuca. Realizaron el encore obligado, despidiéndose como es una costumbre, con su éxito más sonado y “covereado”, “Son del Dolor”, donde se notó la ausencia de Galo Ochoa en los acordes, la velocidad y el poder del mismo. Fue más llevadero teniendo a todos los invitados en el escenario.

25 años que seguramente sumarán muchos más.

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