SAXON: Sacrifican a los mexicanos con un Magistral Concierto.

La noche del domingo, el Plaza Condesa reunió a más de un millar de personas de la vieja generación del rock y el metal para un solo propósito, recibir y apreciar a una de las grandes bandas que formaron parte de la N.W.O.B.H.M. en la década de los 70/80, Saxon. Sin más que decir, este concierto fue sencillamente espectacular.

Por Adrian MUÑOZ
Fotos de Manuel CASTILLO

Lo que podría ser una noche más de rock para muchos, no fue así. Desde el arribo al lugar, ubicado en el antiguo cine Plaza Condesa, se veían ya algunas caras familiares. Muchos de los fanáticos de la vieja guardia como hicieron en bien llamarse para esta noche inolvidable, estaban en las afueras del foro. Lo cual indicaba que al menos si hace trece años, en su primera visita a nuestro país, Saxon logró congregar a doscientas personas, esta noche estarían presentes los mismos, porque realmente no es una banda popular o de moda como muchas otras y menos para las nuevas generaciones. La banda liderada por el vocalista Biff Byford, es de culto.

Desde la sesión de autógrafos, un día antes, la sencilla manera de ser de los músicos, en el orden en que estaban postrados en la mesa, Byford; el guitarrista Doug Scarratt; Nigel Glockler, baterista, finalmente Paul Q uinn y Nibbs Carter, guitarrista y bajista, respectivamente. Este último aún más sencillo que sus otros compañeros.

Con este antecedente y además de haberlos apreciado en un par de ocasiones, se sabía que el concierto sería llevado a cabo como en los mejores tiempos (horario), plus de los viejos amigos, metaleros, rockeros y personal que en raras ocasiones se ven en este tipo de eventos, precisamente por la misma razón, la vieja escuela lo dice todo.

Al ingresar al coso de la Condesa, se veía poca congregación de rockeros, pero aún algunos permanecían fuera, quizá hasta el momento se contarían como seiscientos, pero cuál fue la sorpresa que en pocos minutos, en punto de las ocho de la noche, cuando comenzaría el show, se podían apreciar al menos mil doscientas almas reunidas para disfrutar a una de las bandas con más decibeles expuestos. La calidad, indudable.

Se dio el preámbulo con la introducción a su nuevo álbum, Sacrifice, esta “Procession” estaba ambientada con una enorme manta con la portada de este mismo y las luces tenues en tonos amarillos

hicieron que la emoción incrementara. La producción en el escenario de gran rango, con seis amplificadores para las guitarras y dos para el bajo, esto no mostraba más que la banda venía con una sola intención, rockear.

Entonces ahí estaban saliendo a entregarse como siempre los cinco caballeros sajones. Durante este primer tema el sonido tuvo un poco de deficiencia, sin embargo fue solucionado y con gran maestría para que durante las dos horas restantes, todo fuera punch. Habrá muchos comentarios al respecto pero es que realmente en este concierto sólo hay términos emocionales, la manera de poderlo describir es con las entrañas, con el sentimiento que desataron los cinco músicos, quienes a pesar de la edad de tres d

e los principales, con 63, parecían de 25 al moverse por todo el escenario, brincar y ofrecer un show de 120 minutos y con una maestría impresionante.

Los temas se iban adentrando a épocas, son muchos años y muchas canciones que pudieron haberse interpretado pero es difícil complacer a todo el público, sin embargo, no quedaron a deber, bromearon, lanzaron plumillas, baquetas e invitaban a los asistentes a corear; eso en la actualidad, es difícil verlo.

Es válido mencionar cada tema, como “Crashing the Bullet”, también de una época reciente pero cuando llegaban verdaderos himnos como “Power and the Glory”, de los años ochenta, era más que fuerte el grito por parte de sus seguidores quienes puño en alto coreaban junto con ellos. Se iba llenando de vida el concierto.

El Plaza Condesa es un lugar relativamente nuevo, han retirado la alfombra que permanecía en el lugar debido al maltrato que pudo tener, eso altera un poco la acústica del lugar, pero para el trabajo del ingeniero de audio de la banda inglesa, no fue mayor problema, es también muy cierto que a pesar de todo, el público metalero se comportó como pocas ocasiones, donde no se vieron muchos vasos de cerveza tirados, tan bonito es el lugar que daba “pena” hacerlo.

El grupo seguía su procesión de temas nuevos con “Made in Belfast”, intercalaba los de mediada edad con los clásicos nuevamente y lanzaban con todo “To Hell and Back Again”, “Wheels of Terror” y “I’ve Got to Rock (To Stay Alive)”. El respetable prendido, nuevamente los puños en alto, los coros, el moverse de un lado a otro al ver caras conocidas, comentar lo que hasta ahora se veía y lo que faltaba. Todo era perfecto la noche del domingo, qué mejor comienzo de semana.

Nuevamente se notaba esa perfecta comunión entre los integrantes quienes jugaban, reían y en ningún instante se notaba una competencia, no, esto sí es una verdadera banda de rock. Al sonar las notas de “Never Surrender” fue igual el grito de emoción, de pronto y con algunas palabras en español, su vocalista agradecía y bromeaba con sus fans. Pidió que lo ayudaran una vez más con un coro en el tema “Conquistador”, así, en español. Luego otro clásico, “20.000 ft”, seguida de “The Eagle Has Landed”, “Stand Up and Fight” y “Solid Ball of Rock”.

Cuando parecía que todo podría terminar, aún quedaba mucho más para dar, “Metalhead”, su clásico “747 (Strangers in the Night” y “Rock and Roll Gypsy”. Por supuesto que aún faltaban algunos temas que para México han sido pieza fundamental, todo parecía estar listo para un final y qué mejor que con “Wheels of Steel” y “Crusader”, con la cual el foro retumbó y se escuchó ese cántico al unísono Crusader, Crusader…please take me with you… Crusader… The Lord of the Realm…!!!

La banda entonces dijo adiós a los mexicanos, quienes ni tardos ni perezosos pidieron por más. Obviamente y sin hacerse mucho del rogar, el quinteto salió a demostrar que ellos no se conforman con un encore de una o dos canciones, no. Para empezar con muy buen ánimo esta segunda parte, aventaron sin más ni más “Heavy Metal Thunder”.

El ferviente público seguía enardecido, se sentía ese calor que brinda un buen concierto, donde hay mucho mosh y nada de slam, algo digno de apreciar. Una banda fuerte, poderosa y sin necesidad de hacer ruido, sólo música, melódica, clara y técnica. Saxon lo tiene todo.

Los caballeros ingleses también continuaban ávidos por entregar algunos temas más antes de despedirse definitivamente, entonces sonó “Strong Arm of the Law”, de 1980, del disco que lleva el mismo título. La vieja guardia del rock en nuestro país no daba crédito a escuchar estos temas que se esperaban hace años. Algunos se escucharon en el 2000 cuando visitaron México por primera vez pero ahora lucían espectaculares y con un foro se puede decir a reventar o al menos con una muy buena entrada.

Por supuesto que no podía faltar otro de los himnos “Denim and Leather”, canción que fue un parte aguas en la escena mundial por la tendencia que se generaba en ese entonces para lucir la ropa de mezclilla mezclada con la piel, en su mayoría negra, que las mismas bandas de rock comenzaron a imponer.

El final se acercó y no era para menos, pero dos horas con mucho más que dar en una trayectoria de casi cuarenta años era difícil resumir en este tiempo. Cerraron con “Princes of the Night”, no sin antes despedirse y regalar algunas plumillas, baquetas y hasta la pulsera de Nibbs voló por los aires. Qué espectacular concierto que se va a perfilar a uno de los mejores del año y de la década sin duda alguna.

La seguridad del lugar se encargó de desalojar la sala, en completo orden, con buena cara y excelente trato. Eyescream Productions vuelve a acertar con este increíble evento, donde la calidad fue impresionante.

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